Mònica salcedo

comunicadora social -periodista

universidad los libertadores

SUSURROS AL OIDO

Don leo Koop es una de los tantos monumentos y representaciones en el cementerio central que ha sobrepasado por los cánones religiosos con el motivo de hacerse sagrado este tipo de "santo popular" se ha vuelto famoso voz a voz con el decir de sus milagros, tornándose en poco tiempo conocido entre la sociedad.

El fundador de la cervecería mas antigua de Colombia recibe a diario docenas de personas quienes le prometen brillar y limpiar su tumba con el fin de recibir un favor, un canje continúo entre sus creyentes.

El enviado por Dios como lo tilda Doña Maria de Cortés quien visita a don leo todos los lunes al cementerio central de Bogotá no deja de frecuentarlo a si llueve, truene a relampagueé, pues ella no le interesa la cantidad de cola o tiempo que tenga que esperar no se inquieta, tiene bien claro lo que pretende susurrarle al pensador de bronce, manejando la estrategia y su fe de que el siempre la escuchara, confiada de ello compra un paquete de flores a la entrada del lugar casi siempre rosas porque para ella "son las que mas le gustan".

Normalmente lleva en un papelito una oración que algún devoto escribió, se acerca al lugar y como símbolo de respeto lo primero que practica es el ritual de limpiar su tumba, luego concentrada en su favor se predisponen un silencioso mundo de gestos y espera el turno de susurrarle al oído a Koop, estando allí interpreta su oración finalmente, pide con fe su petición y se retira lentamente mirándolo con el convencimiento y devoción a este intermediario de Dios "Afirma".

Le susurran al oído básicamente porque según doña María el era un poco sordo de esta manera generan un vinculo mucho mas cercano y es probable que se le cumpla mas rápido su milagrito.

Es por personas como doña Maria que leo kopp se torna revelante en la urbe con mucha popularidad, haciendo que este mito crezca bien sea por curiosidad, y por todos aquellos devotos que visitan su tumba dejando allí miles de flores y mas aún se afirma cuando los susurros convertidos en plegarias se cumplen.